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La culpabilidad tras ser infiel

febrero 22, 2021
Autor: Miguel Alejo Sánchez

Cada pareja tiene su propio mundo, sus propias normas, basadas en sus experiencias y en sus deseos, en lo que buscan en las otras personas, en cómo se complementan… Pero hay algunos pilares que son imprescindibles dentro de una relación amorosa. El respeto, el cariño y la confianza son tres valores imprescindibles para que una relación sea sana y pueda continuar durante mucho tiempo. A veces pueden perderse y recuperarse, pero en la mayoría de casos, cuando alguno de los dos le falla al otro derribando uno de estos pilares fundamentales, la fractura es absolutamente definitiva. Sobre todo si se produce con la confianza, algo que sí que cuesta mucho más recuperar. Si no podemos confiar en la otra persona, si dejamos que los celos nos invadan, la relación caerá en picado, más rápido o más lento, pero irremediablemente, por no poder recuperar ese vínculo indispensable entre los dos.

La confianza se basa en muchos factores, pero sobre todo en uno, la fidelidad. Dentro de una pareja, el tener exclusividad es una de las bases que hace que todo funcione. Salvando a las parejas liberales, en donde tampoco habría engaño, puesto que la otra persona consentiría las demás relaciones, o las parejas abiertas, donde tampoco existe esa exclusividad, en la mayoría de relaciones se busca estar tan solo con una persona, de manera única y exclusiva. Acabar con eso es uno delos motivos más habituales de ruptura en una pareja estable. Una infidelidad es mucho más que un simple engaño, es un punto de inflexión del que pocas parejas logran recuperarse. Y es que hay muchas personas que consideran que una infidelidad es algo totalmente imperdonable, pero para otras puede ser tan solo un desliz. Y es que hay muchas formas de engañar a nuestra pareja, y si somos nosotros los que hemos caído en la tentación, lo normal es tener una sensación pesada en nuestra conciencia, un gran complejo de culpabilidad.

El acto de ser infiel a tu pareja

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Podemos estar en una relación estable con otra persona y tener todo lo que siempre deseábamos: estabilidad, cariño, buena conexión a todos los niveles… Y eso no quita que un día, por una estupidez, un desliz o simplemente porque pensamos que nuestra pareja no tiene porqué saberlo, acabamos siendo infieles y engañándola con una tercera persona. Dentro de esa infidelidad podemos encontrar un montón de motivos y razones, pero al final lo importante es que hemos hecho algo mal, incluso cuando nosotros pensemos que no ha sido para tanto. La infidelidad también puede ser bastante subjetiva, porque para algunos el besarse con otra persona ya es ser infiel, mientras que para otros debe haber algo más, como una relación sexual.

Así nos sentimos

Lo hecho, hecho está. Hemos cometido un error y nos sentimos culpables, al menos en la mayoría de casos. Sabemos que hemos hecho algo mal, aunque lo hayamos disfrutado, aunque para nosotros haya sido un momento incluso de liberación. Tal vez nuestra relación no sea perfecta, tal vez estemos en un momento algo frío con nuestras parejas, y hemos encontrado la solución en algo que no es la mejor alternativa, pero tampoco hemos podido evitarlo. Son muchas las ideas que pasan por nuestra cabeza, pero la culpa es la que más pesa. El saber que hemos hecho daño a otra persona, alguien a quien seguramente amamos y queramos más que nada. Para algunos puede ser simplemente una catarsis, el empujón que necesitaban para terminar una relación. Pero para otros es un error imperdonable.

Y es que si estamos en una relación de pareja es para cumplir con esas condiciones que nosotros mismos hemos acordado con la persona a la que queremos. Tal vez llevemos el tiempo suficiente con ella como para saber qué es lo que ocurrirá ahora, cómo reaccionará, y eso nos haga temer que todo vaya a terminar por un desliz tonto. Hemos de ser conscientes de que el problema puede haber ido más allá de este simple desliz. Que si hemos acabado siendo infieles tal vez haya sido porque no estamos cómodos en la relación. Eso no lo justificará, desde luego, pero al menos nos servirá para reflexionar, para darnos cuenta de lo que realmente queremos, de lo que necesitamos. Y también para ganar valentía, porque el siguiente paso a dar es tomar la decisión de contárselo o no a nuestra pareja.

El gran dilema de la confesión

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Si estamos con alguien desde hace tiempo, si de verdad hemos desarrollado una gran confianza con ella, es probable que la culpa nos pese tanto que llegue a notar que nos ocurre algo. Si nuestra pareja nos conoce bien, seguramente intuirá que estamos guardando un secreto, y eso puede hacer que la relación se erosione. Hay mucho miedo a la hora de confesar algo como una infidelidad, sobre todo cuando sabemos que la situación puede acabar con la relación que tenemos, pero si de verdad amamos a esa persona, si queremos tener al menos una oportunidad de seguir con ella sin mentiras, lo mejor es hablarlo. Explicarle cómo nos sentimos, por qué lo hicimos, y dejar que la otra persona estime oportuno si quiere seguir con nosotros o no. Eso al menos demostrará que queremos hacer las cosas bien, y no ocultando la información.

Consejos para enfrentarte a esta situación

Haber engañado a tu pareja no es algo que tenga que darte igual, desde luego. Hay personas que tienen poca empatía, y dicho sea de paso, poco respeto por las personas a las que supuestamente quieren, y pueden engañarlas sin que eso les repercuta en lo más mínimo. Es como si no tuvieran remordimientos ni culpas después de hacer algo así, aunque saben del daño que pueden causar. A no ser que seas de esos, lo más probable es que te sientas muy mal después de haber sido infiel, y tengas que lidiar con esa sensación. Enfrentarte a ella es un reconocimiento de tu culpa, pero tampoco tienes que martirizarte. Somos humanos y cometemos errores, no has matado a nadie.

Poner las cosas en su contexto y pensar con tranquilidad es algo imprescindible en estas situaciones. Nos costará, sobre todo si convivimos con esa persona y nos lo callamos durante un tiempo. Nosotros recomendamos ser sinceros y hablarlo con nuestra pareja, porque al fin y al cabo, lo más probable es que acabe enterándose, de una forma u otra, y la cosa termine aún peor. Ser sincero es, además, un bálsamo para sanar con el tiempo toda esa culpa que sentimos. Estamos haciendo lo correcto, aunque sea tarde. Mejor engañar una vez que no seguir engañando durante toda la vida a la persona que nos importa. Hablarlo con alguien de confianza también suele ser una buena forma de desahogarnos, pero hemos de entender que estamos poniendo a esa persona en un compromiso, sobre todo si no se lo vamos a contar a nuestra pareja al instante.