Cómo engañar a nuestra pareja sin que se entere
Según las últimas estadísticas, cerca del 60% de las parejas terminar a causa de una infidelidad. Y es que mantenerse fiel a la misma persona durante años es, para muchos, prácticamente una misión imposible, hasta el punto de no poder evitar el caer en la tentación. ¿Está el ser humano preparado para este tipo de relaciones monógamas? Tal vez hayamos escogido ese tipo de parejas por la comodidad que surge de estar siempre con un mismo compañero sexual, para temas de reproducción y cuidado de los niños. Sin embargo, el deseo biológico no entiende de normas, y en muchas ocasiones acaba por dinamitar una buena relación, incluso con hijos de por medio. Las infidelidades están a la orden del día y casi se entiende como algo normal, inevitable. La diferencia es si las aceptaremos o si siguen siendo causa ineludible de separación. De hecho, para evitar estos dilemas, algunas parejas están comenzando relaciones abiertas donde pueden acostarse con quienes quieran.
Este sería el punto ideal, desde luego, porque es algo que podemos consensuar con la otra persona. No sería una infidelidad ya que ambos estamos de acuerdo en que podemos vernos con otros, siempre que sigamos aportando a la relación principal. A muchos matrimonios, el hecho de abrir la relación les ha permitido fortalecerse y aguantar el paso del tiempo y la rutina. Pero es cierto que no todos son capaces de afrontar de la misma manera esta forma de pensar y mantenerse en pareja. Los celos y las inseguridades pueden ser muy fuertes, y al final estamos hablando de la persona a la que más amamos. A nadie le gusta ver a su chico o chica con otros, y eso puede llegar a ser tremendamente doloroso, incluso insoportable. Por eso también hay muchos hombres y mujeres que deciden tener sus aventuras a espaldas de sus parejas, confiando en que nunca se enteren. A sabiendas de que la relación podría terminarse en caso de que todo saltara por los aires, se cuidan mucho de mantener en secreto esa pasión prohibida. Solo que no es fácil llevar una relación como esa y mantener a nuestra pareja al margen. Hay que saber cómo hacerlo.
La mayoría de las parejas son infieles
Conste que con este artículo no estamos fomentando las infidelidades, ni afirmando que serán la única manera de disfrutar de verdad sin que nuestra pareja se entere. Pero nos ceñimos a la realidad en la que vivimos, un mundo en el que la monogamia sigue perdiendo terreno. La pareja no debería convertirse en una cárcel donde nos sintamos atrapados, sin opciones y sin posibilidades de disfrutar de verdad.
El compromiso de estar con una persona, también en lo sexual, es importante, pero hay momentos en los que la debilidad nos puede. Somos humanos y tampoco debemos mortificarnos por algo así. Hay que asumir, eso sí, las consecuencias. Ocultarle algo así a nuestra pareja puede suponer el fin de la relación. Si estamos preparados, mejor hacerlo bien, porque tampoco tiene por qué enterarse.
Relaciones esporádicas, nada de amantes
Y es una cosa es tener una aventura puntual con alguien, porque nos hemos dejado llevar por la emoción del momento, y otra llevar una relación paralela. Los amantes suelen buscarnos muchos más problemas que satisfacciones nos dan, porque si ya es complicado llevar una relación, manejar dos al mismo tiempo es una locura. Por eso, en el caso de que quieras estar con otra persona que no sea tu pareja, nosotros recomendamos exclusivamente las relaciones esporádicas. Y si nos desconocidos, mejor que mejor, porque arriesgarse a tener sexo fuera de la pareja con alguien de nuestro entorno puede poner las cosas muy feas. Si tu objetivo es que tu pareja no se entere, aleja lo máximo posible a la persona con la que tengas la aventura de tu círculo más cercano.
Los amantes pueden ser divertidos durante un tiempo, pero la relación con ellos también puede caer en la misma rutina que con nuestra pareja. Y entonces tendríamos no solo una mala relación, sino dos o más, con mucha más personas celosas de por medio. Si de verdad es lo que queremos, mejor romper con nuestra pareja y quedarnos libres para estar con quien deseemos en cada momento. Las relaciones esporádicas, además, evitan que se cree un vínculo mucho más fuerte e intenso con la persona con la que estamos engañando a nuestra pareja. Si de verdad es solo sexo, y amamos a la persona con la que estamos, nos bastará con echar una canita al aire de vez en cuando y listo. Hacerlo en viajes de negocios, o cuando estemos fuera de la ciudad, suele ser también más recomendable, para evitar riesgos.
Las profesionales del sexo, una alternativa
Si lo único que necesitas es un poco de pasión en tu vida, a través del sexo, las profesionales pueden ser también una buena alternativa. Es cierto que deberás pagar por ellas, pero también es habitual tener que buscar hoteles para cuando te encuentras con tus aventuras extramatrimoniales… En el caso de las escorts, la ventaja es que sabes que nunca vas a tener problemas de que vayan contándoselo a tu novia o mujer.
Son discretas, son profesionales y se encargarán sencillamente de darte el placer que necesitas. Además, estas chicas están habituadas a realizar servicios sexuales que seguramente tu pareja no se atreva, porque son mucho más abiertas en ese sentido. Menos problemas, más diversión, y por un precio relativamente módico que sin duda, vale la pena pagar, siempre que no nos estemos metiendo en problemas legales en nuestro país.
¿Debemos sentirnos culpables?
Tener una relación seria y consolidada y poner los cuernos a esa persona no es algo de lo que debamos sentirnos especialmente orgullosos. Si hemos aceptado esa relación lo hemos hecho con todas las consecuencias, sabiendo lo que nuestra pareja opina de los líos y las infidelidades. Lo más coherente, si no queremos estar solo con una persona, es quedarnos solteros. Pero sabemos que eso también puede ser algo complejo, y lo que muchas veces se busca es tener el cariño y la compañía de una, más la diversión y el morbo de las relaciones esporádicas. Por eso debemos sacar esas ideas y prejuicios de nuestra cabeza a la hora de engañar a nuestra pareja.
No está bien, esa es la verdad, pero tampoco nos convierte en malas personas, y de hecho, no hace que queramos menos a la hora persona. El engaño solo provoca dolor si se descubre, y sí, sabemos que es muy cínico afirmar esto, pero es la verdad. Cuando nos despojamos de la moral que nos han impuesto durante tantos siglos, de las condiciones que nos han provocado llegar a ese punto de no retorno, entendemos que por fin somos libres. Y así es como debe ser el deseo y el amor, libres, sin que nada nos ate. Porque si sentimos ese impulso de estar con otra persona, es algo que no debemos reprimir. Acabaremos peor, y lamentaremos el no haber aprovechado esas posibilidades solo por seguir las normas de una sociedad hipócrita. Hay que ser consciente de todo lo que nos estamos jugando y ponerlo en una balanza, para entender si nos vale la pena.