Motivos para entrar en el mundo de la prostitución
Dentro de la religión cristiana se cuenta como Adán y Eva, la primera pareja que existió, vivía plácidamente en el edén con todo lo que necesitaban. Sin embargo, al contrariar a Dios por comer del fruto prohibido, fueron condenados a abandonar el Paraíso, y tener que ganarse el sustento con el sudor de su frente. Aquí comenzaron los problemas, como dirían muchos. Evidentemente, esta historia es solo una alegoría de cómo el ser humano ha tenido que sacrificarse para poder disfrutar de una vida digna. Desde nuestros antepasados más remotos, que básicamente pasaban todo el día cazando y protegiéndose de los animales, hasta los workaholics de hoy en día. El trabajo dignifica, o eso dicen, pero no son tantos los que llegan a su puesto un lunes por la mañana con una inmensa sonrisa en la cara. Y es que casi todos preferiríamos no tener que trabajar y disponer de más tiempo para nosotros y lo que queramos hacer. Pero las cosas son como son…
Los más afortunados escogen un oficio que disfrutan. Los demás tienen que conformarse con trabajar de lo que sea para poder pagar las facturas a final de mes. Todos tenemos esa necesidad económica de hacer frente a gastos como el alquiler, la luz, el agua, el mantenimiento de los críos… Y estamos hablando ya de cosas básicas, ni siquiera de vacaciones o “caprichos”. Llegar a fin de mes es una odisea para muchas familias, y lo de ahorrar se ha convertido casi en un lujo. El mercado laboral no ofrece demasiada estabilidad, sobre todo para ciertos puestos poco formados. El nivel de vida va creciendo y haciéndose cada vez más y más caro, pero los sueldos no suben. Así es como se llega a esa situación incomprensible en la que incluso teniendo un trabajo fijo y estable, el sueldo no da para pagarlo todo. Son muchos los que buscan alternativas fuera de los oficios habituales, y la prostitución se ha convertido en una de las más recurrentes, tanto para los que no pueden llegar a otros puestos como para los que sí que aspiran a “algo mejor”. Y es que hay muchos motivos por los que una persona entraría en el mundo de la prostitución.
Grandes ingresos
El primer motivo, el más obvio y el que más se repite, es el de los ingresos. Más allá de dilemas morales y éticos, el mundo de la prostitución puede hacernos ganar mucho dinero. Estamos hablando, por supuesto, de una situación en la que nosotros mismos tengamos todo el control. Hay mujeres que son explotadas sexualmente, lo cual es un crimen deleznable que debe ser perseguido con toda la dureza de la ley. Sin embargo, también hay muchas chicas que trabajan por su cuenta, o con acuerdos razonables con prostíbulos y agencias. En un país como España, por ejemplo, una escort puede llegar a ganar más de 4.000 euros en un mes si tiene trabajo constante. Y en un oficio como este, el trabajo no suele faltar, especialmente si sabes desempeñarte bien con los clientes y eres atractiva.
El placer como forma de vida
Otra de las motivaciones que pueden hacernos entrar en el mundo del sexo profesional es precisamente disfrutar del placer como forma de vida. Aunque todavía hay mucha polémica sobre esto, y el sexo sigue siendo un gran tabú, la apertura sexual de nuestras nuevas generaciones está permitiendo que las cosas cambien. Poco a poco, pero sin marcha atrás, ahora el sexo se entiende como algo más natural. El debate sobre la prostitución y el sexo de pago sigue muy vigente, pero al menos ahora se habla sobre ello. Está sobre la mesa. El hecho de exponer nuestro cuerpo por dinero, algo que ya hacemos en otros trabajos físicos, se convierte aquí en una cuestión más de moral que otra cosa, ya que la diferencia es el placer.
Y no, no hace falta ser una ninfómana para convertirte en prostituta. De hecho, la mayoría de las chicas que trabajan en este sector no lo son, pero llevan una vida sexual abierta y sin limitaciones. Está claro que cuando algo así se convierte en un trabajo, el efecto puede ser el contrario al deseado. Y que habrá momentos en los que el sexo tendrá lugar con hombres que no son, precisamente, el ideal de la escort en cuestión. Pero es entonces cuando se impone la profesionalidad y una demuestra que puede con todo. De hecho, hay algunas escorts VIP que tienen tanta clientela que se pueden permitir el lujo de elegir a los hombres con los que van a mantener relaciones. No son muchas, eso sí, pero puede ser una gran aspiración si queremos ascender en este negocio.
Muchas opciones disponibles
Al hablar del mundo del sexo profesional siempre se nos viene a la cabeza el trabajo de una prostituta común y corriente, de las que se siguen viendo en las calles. Eso hace que muchas chicas (y también chicos, como veremos a continuación) se echen para atrás a la hora de entrar a este negocio. Sin embargo, hoy en día hay muchísimas opciones disponibles para entrar en el mundo del sexo, y siempre encontraremos una que se adapte perfectamente a lo que nosotros estamos buscando. Por ejemplo, podemos trabajar como escorts independientes, por nuestra cuenta, y obtener todos los beneficios de lo que cobremos, o estar en una agencia que se lleva una parte del dinero a cambio de buscar los clientes.
También podemos realizar trabajos solo online, de webcammer erótica, o de sexo por Internet, a través de videollamada, por ejemplo. Es algo que se puso muy de moda durante la pandemia y que se ha mantenido en estos últimos meses. De esa manera no tienes ni siquiera que entregarte en cuerpo con tus clientes, pero aun así ganas dinero. Hay chicas que solo ofrecen servicios de acompañamiento, y no más explícitos, y otras que están ganando una fortuna gracias a Onlyfans y el contenido erótico en Internet. Las alternativas están ahí, y todas tienen algo en común: exponer nuestra sexualidad y ganar dinero con ella. La forma en la que lo hagamos dependerá solo de nosotros…
También para los chicos
La prostitución o el trabajo sexual es un oficio mayoritariamente femenino, y eso es algo que hemos podido comprobar a lo largo de todas las épocas. Está claro que las mujeres han sido más en este negocio porque los clientes suelen ser hombres. Ellos son los que pagan por tener sexo, y buscan aquello que más disfrutan. Pero los hombres también pueden dedicarse a esto del sexo profesional, para satisfacer tanto a otros hombres como a mujeres de todas las edades. Cada vez son más los chicos jóvenes, especialmente extranjeros, que se quitan de encima los tabúes y complejos y comienzan a ofrecer servicios ardientes a través de Internet. Por necesidad económica, por probar algo nuevo, por buscar una alternativa a los trabajos mal remunerados y poco estables… Razones hay muchas, pero ante todo, debemos tener las ideas muy claras para dedicarnos a esto del placer profesional.