Relación Sugar: todo lo que debes saber
Las nuevas generaciones tenemos una manía que, en muchas ocasiones, pone de los nervios a los más mayores: renombrarlo todo a nuestra manera. Estamos obsesionados con ponerle nombre a cualquier concepto que ya existe, pero llevándolo a nuestro terreno. En ocasiones hay pura necesidad de crear ese nuevo concepto y nombrarlo de esa manera, sobre todo para actualizarlo o ahorrar tiempo. En otras ocasiones es simplemente un intento de apropiarnos de algo que ya existe desde hace décadas, o incluso siglos. Términos como coliving, que sirve para designar a aquellos que comparten piso, o ghosting, refiriéndose a una relación en la que uno le hace el vacío al otro, están siendo ampliamente aceptados ya no solo por las nuevas generaciones, sino también por los medios de comunicación, incluso los productos de entretenimiento. Lo mismo ocurre con el concepto de relación Sugar, que define a aquellas relaciones en las que hay una diferencia de edad y poder económico bastante grande.
Han existido de toda la vida, pero ahora obtienen ese nombre, tal vez para “endulzar” precisamente un concepto que siempre ha sido polémico. El de una chica joven y guapa que entra en una relación con un hombre más mayor y con mayor poder adquisitivo que ella, ofreciéndole su compañía y entendemos, también buen sexo, a cambio de regalos y de un nivel de vida que seguramente no podría permitirse con otros hombres. Las relaciones sugar también se dan entre mujeres maduras y chicos más jóvenes, siendo la dinámica exactamente la misma. La parte más joven aspira a un nivel de vida mucho mejor que solo puede conseguir de la mano de una pareja con mayor poder adquisitivo, y este punto es decisivo a la hora de escoger dicha relación. No es algo novedoso, ni mucho menos, pero es cierto que en los últimos tiempos las relaciones sugar se están haciendo más populares que nunca, ya que hay muchas chicas y chicos jóvenes que se lanzan a ellas sin el menor atisbo de remordimiento, reconociendo incluso que solo están con esas parejas mayores por el dinero.
Cómo son las relaciones Sugar
Una relación Sugar une normalmente a una persona joven y con pocos recursos económicos con una pareja bastante más mayor, que le permite tener un ritmo de vida mucho más lujoso. Lo habitual es que haya un Sugar Daddy, que es como se conoce a los hombres maduros y ricos que aspiran a estar con jovencitas, y que esta figura atraiga la atención de alguna joven hermosa y atractiva, pero que no cuenta con el dinero suficiente para tener la vida que desea. En Estados Unidos, por ejemplo, muchas jóvenes universitarias están lanzándose a relaciones Sugar para poder pagarse la universidad, gracias al apoyo económico de su Sugar Daddy, quien le compra cosas bonitas o le ayuda a pagar cualquier cosa que necesite. Evidentemente, este tipo de relaciones, donde el dinero es algo tan importante, siempre son cuestionadas desde el punto de vista sentimental.
El papel del Sugar Daddy
Aunque las relaciones Sugar pueden ser tanto de hombre mayor y chica joven como de mujer madura y hombre joven (incluso entre personas homosexuales, aunque es menos común), lo habitual es que sean ellos los que ofrezcan esa estabilidad económica a cambio de compañía y sexo. La figura del Sugar Daddy siempre ha existido, y no hay pocos ejemplos de ello, empezando por Hugh Hefner, el director y creador de Playboy. Hefner seguía teniendo esposas y novias jóvenes a una edad muy avanzada, y evidentemente, el motivo era más económico que sentimental. Él proveía a las chicas de un modo de vida lujoso, les ayudaba a conseguir la fama que deseaban, a cambio de una relación en la que, si bien no había un amor profundo de por medio, al menos sí que había relaciones sexuales.
Los Sugar Daddys suelen ser hombres maduros, habitualmente divorciados, que ostentan un gran nivel económico y son libres para poder estar con quien quieran. Pasados los 40, lo habitual es que busquen a chicas más jóvenes para seguir disfrutando de relaciones sexuales intensas, algo que tal vez las mujeres de su edad ya no son capaces de darle, al menos de la manera en la que ellos necesitan. De ahí que terminen en relaciones con mujeres que podrían ser sus hijas, por edad. El nombre de Sugar Daddy, o Padre de Azúcar, romantiza en cierta manera la posición que el hombre obtiene sobre su pareja. Es una relación consentida por ambas partes, por supuesto, pero está claro que es el Sugar Daddy quien tiene la sartén por el mango, al condicionar las relaciones sexuales de la chica a través de regalos y dinero.
¿Qué hace una Sugar Baby?
La Sugar Baby es una chica joven y atractiva que, hastiada al no poder obtener el nivel de vida que desea, busca entrar en una relación con un hombre mayor y con mucho dinero. La misión de la Sugar Baby es disfrutar de una vida cómoda en la que no tenga que preocuparse por pagar facturas o créditos en la universidad. Estar con un hombre mayor puede ser algo pesado para muchas chicas, aunque por supuesto, también hay Sugar Daddys muy atractivos y maduros que ofrecen algo más que simple apoyo económico. Sin embargo, el punto clave de la relación está precisamente ahí, en la forma en la que la Sugar Baby se interesa por su pareja siempre que tenga dinero que ofrecerle.
A cambio de ese apoyo económico, de los regalos y los lujos, e las vacaciones y los pagos de facturas, la Sugar Baby tiene una relación completa con su amante, si bien los sentimientos no suelen entrar en juego en este tipo de relaciones. Es algo más bien de conveniencia para ambas partes, dejando eso del “amor romántico” para otro tipo de relaciones. La Sugar Baby suele ofrecer también sexo a su pareja, ya que es una de las condiciones habituales para que el Sugar Daddy sea más generoso. En la mayoría de relaciones no se habla de forma explícita de este “intercambio”, pero es algo tácito, algo que el Sugar Daddy espera, y que la Sugar Baby asume desde el primer momento.
¿Hablamos de un nuevo tipo de prostitución?
Evidentemente, el auge de este tipo de relaciones está provocando mucha polémica en todos los sectores, especialmente entre los más conservadores. Algunos aluden a una relación totalmente tóxica y dependiente en la que el hombre se aprovecha de su posición y dinero para atraer a chicas jóvenes que solo buscan una vida mejor. Otros no dudan en tildar las relaciones Sugar como prostitución, ya que la chica se está acostando con el Sugar Daddy primordialmente para obtener su favor económico. Sin embargo, nosotros lo vemos más como una relación de conveniencia, en la que no hay amor a la manera en la que solemos entenderlo, pero que tampoco hace daño a nadie. Una relación Sugar puede ser tan buena como cualquier otra en la que ambas partes estén de acuerdo en lo que hacen, siempre que el control del Sugar Daddy no le lleve a ejercer violencia física o psicológica sobre la chica, y esta tampoco acuda al chantaje para extorsionar a su pareja.